macroobservación


Observación del (26/06/2009)

Para finalizar el curso, realizamos una macroobservación con un grupo de aproximadamente 40 personas. Como siempre, nos reunimos en nuestro habitual punto de encuentro a eso de las 21:15 h y partimos hacia la ya conocida Ermita de San Abundio.

Una vez allí, y ante la expectación de varios curiosos que por primera vez se adentraban en el mundo de la astronomía, nos dispusimos a montar los dos telescopios de los que disponíamos, nuestro GORDI y el telescopio de Jose, otro asiduo compañero.

Sin poner en estación ningún telescopio, tomamos como primera referencia a la Luna (que se hallaba en cuarto creciente), pues pronto caería sobre el horizonte y era de interés general el poder observarla al telescopio, al igual que Saturno. Cuando la Luna cayó lo suficiente, localizamos Saturno de nuevo y esta vez lo pudimos apreciar con mayor nitidez. Al planeta se le observan dos de sus muchas lunas, posiblemente dos de las mayores, Titan y Rea.

Con la polar visible a simple vista, nos dispusimos a poner en estación a los dos telescopios, siguiendo la misma rutina que en otras ocasiones.

Como siempre, el primer paso fue situar la polar en el centro del busca y posteriormente localizamos otras cuatro estrellas de referencia (Vega, en le constelación de Lyra, Arturo en la constelación del Bollero, Spica en la constelación de Virgo, etc).

Tras el exitoso avistamiento de la Luna y Saturno, los presentes quisieron observar el satélite y el planeta una vez más.

Al igual que la pasada observación, hicimos un viaje mas extenso por las Messier que la bóveda celeste nos permitió apreciar. Entre las más destacadas: la M13 en la constelación de Hércules, la M101, la impresionante galaxia espiral que se encuentra en la Osa Mayor, la M57, que la encontramos en la constelación de Lyra, entre otras muchas más.

Aparte de esto pudimos apreciar multitud de cúmulos globulares, cúmulos abiertos, un cúmulo doble en la constelación de Perseo y una gran colección de estrellas dobles como Albireo, Mizar y Alcor, Cor Caroli, etc.

Una vez noche cerrada y con otras constelaciones visibles como Sagitario, Casiopea, el Triángulo de Verano (formado por Deneb, Vega y Altair), escudriñamos los objetos nombrados.

Nos centramos principalmente en la constelación de Sagitario, en la cual encontramos la M8 y la M20 entre otras.

A todo esto hay que añadir que solo nos centramos en una misma tarea, pues nos repartimos en varios grupos: los que se encargaban de manejar los telescopios y los que observaban el cielo a simple vista, mientras escuchaban los relatos mitológicos que se esconden tras las constelaciones, entre los que podemos destacar el de la Osa Mayor y el del duodécimo trabajo de Hércules, que ahora me dispongo a narrar.

Como hemos dicho anteriormente el duodécimo y último trabajo de Hércules fue robar las manzanas de oro del jardín de las Hespérides. Hera puso como guardián a un gigantesco dragón.

Le costo mucho esfuerzo encontrar el lugar donde se hallaba dicho jardín.

Tras esto, descubrió que se encontraba en el monte Atlas y mientras subía dicha montaña liberó a Prometeo y éste le dijo que no intentase coger las manzanas por su propia mano sino que enviase al titán para que consiguiese tales manzanas.

En cuanto al mito de la Osa Mayor, podemos decir que la ninfa Calisto hizo voto de castidad al igual que la diosa Artemisa, pero fue seducida por Zeus. Cuando Artemisa supo que Calisto iba a tener un hijo con Zeus, se lo dijo a Hera, la esposa de Zeus. Este convirtió a la ninfa en osa para así pudiese escapar pero por desgracia Hera la mató a flechazos.
Justo antes de su muerte, Calisto dio a luz a Arcas, que fue el fundador del pueblo arcadio y que a su muerte fue llevado junto a su madre, constituyendo la Osa Menor.

Pero Hera, furiosa, imploró al dios Poseidón que no permitiese que madre e hijo reposaran sobre los mares. Es por ello por lo que ninguna de las dos Osas traspone el horizonte.

Nuestro último objetivo fue el planeta Júpiter que se hizo esperar hasta las 3 de la mañana aproximadamente por encima del árbol que nos oculta su salida en una hora anterior. Puesto que no se encontraba en el campo de visión del telescopio a causa de ese árbol que entorpecía la vista, tuvimos que mover el telescopio.

Una vez en nuestro nuevo emplazamiento pudimos observar con todo lujo de detalles y con diferentes oculares el planeta así como sus cuatro lunas más importantes, llamadas satélites galileanos (Io, Europa, Ganímedes y Calisto, llamados así por Galileo en honor a la familia de los Médici).

Cansados y satisfechos del trabajo bien realizado a lo largo de la curso 2008/2009, recogimos todos nuestros bártulos y el aparataje tecnológico de ambos telescopios, nos encaminamos de vuelta a Écija.

Esta observación a sido la última del curso, pero el grupo Astronico seguirá acudiendo de manera continua a su cita con el manto estrellado.

Un cordial saludo Inés Mª Gálvez y José Mª Rivera.

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